LECAP o LEBAD: esa es la cuestión
Lagarde: Letras Argentinas del Estado Garantizadas. Suerte: Serie Única Emitida por Retiro de Títulos Estatales.
Presos: Papeles Reestructurados del Estado Soberano Socialista.
Muchas veces la realidad supera a la ficción. Y por ello, estas podrían ser denominaciones de cualquier bono argentino. Dentro de la lista, hoy tenemos emisiones de Botes (Bonos del Tesoro), Bogarcha (Bonos Garantizados de Chaco) y Bopomo (Bonos de Política Monetaria), entre otros.
Siguiendo la tónica del “aunque usted no lo crea”, el lunes pasado vieron la luz las Lebad (Letras Badlar o del “mal”, por la palabra en inglés que conforman las últimas tres letras). La propuesta implicaba un canje, con quita de capital e interés sobre las Lecaps (Letras Capitalizables en Pesos), ya ”reperfiladas” durante la era macrista. Licitar de un día para el otro implicaba muy poco tiempo para el análisis. Elegir un feriado en Estados Unidos vedaba la participación de inversores extranjeros. ¿Estaba todo previamente cerrado? Probablemente sí.
Según fuentes del mercado, el 40% de la emisión total de Lecaps estaba en manos de bancos y sector público. El restante, en poder de privados.
Entre mate y mate cuchicheaba un grupo de asesores financieros:
- Tengo un par de empresas que tienen Lecaps y quiero ver si les conviene o no entrar al canje. Se supone que si no entran ¿las pagan? ¿O las reperfilan nuevamente como hicieron con las Letes?
- Están tratando de sacárselas a todas de encima. El principal riesgo es que entren en la bolsa con el canje total de deuda.
- ¿Cuál sería el atractivo entonces? ¿Quitarse el riesgo de ser reestructurado?
Nuevo Bono ¿el Bonocobrás?
Con una adhesión del 45%, el Gobierno logró disminuir el monto de deuda por unos $ 2.000 millones. “Amistosamente” pudo estirar desembolsos por un plazo de ocho meses. Ganar tiempo, como le dicen. El canje, que localmente fue visto como un éxito, se tradujo en una nueva baja de calificación de deuda soberana por parte de S&P. La ubica en “default selectivo”. Dos días después, Fitch siguió la misma línea. Ahora el mercado espera a Moodys para completar las tres grandes. La decisión de una reestructuración de común acuerdo para evitar el default se acelera.
The default: their fault (el default: la culpa es de ellos)
Martes 21 de enero. El calor era agobiante en todo el país. Parecía que iba a ser un día más de este enero pegajoso, pero no lo fue. Desde Davos, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz afirmó que la deuda argentina sufrirá “quitas significativas”, y que sería “una fantasía pensar lo contrario”. Minutos después, el ministro Martín Guzmán terminaba de brindar una conferencia de prensa. Quitando la vista del televisor, alguien dijo con cierta desilusión: “no puedo creer que hayan hecho semejante anuncio para esto. Falta algo”.
La queja amarga provenía de la economista jefe de un jugador grande en la industria de fondos comunes. Luego de un paso por la Gran Manzana le parece inconcebible la falta de precisión del tantas veces anunciado Plan Macroeconómico Integral con el que el Gobierno supuestamente iba a asegurar el Patrón de Deuda Sustentable.
El proyecto de reestructuración poco dice respecto de las características de la negociación ¿Por qué pide autorizaciones que, en el marco de ley de emergencia pública, podrían sacarse por decreto? ¿Acaso se tratará de dar un amparo legal a los funcionarios de Gobierno para evitar futuros conflictos?
La mayor sorpresa fue el giro respecto de la estrategia previa. Macri había propuesto al Congreso reestructurar deuda en dólares bajo la ley argentina. Fernández propone hacerlo con los bonos ley extranjera por el equivalente a U$S 30.000 millones. Duro golpe a los analistas que desde agosto venían recomendando posicionarse en estos activos: “en cuanto a recomendaciones de inversión, bajo este escenario en bonos argentinos, continuamos destacando los bonos bajo ley extranjera con menores precios”, se lee en el Reporte Semanal de uno de ellos.
Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes
Continúa la novela en Provincia de Buenos Aires, que no logró convencer a sus acreedores. Si el gobernador Axel Kicillof no paga hasta el 5 de febrero los U$S 250 millones de interés del BP21, automáticamente se activan cláusulas de “cross default”. Ello implica que acreedores de otros bonos podrían exigir el adelantamiento de los pagos, empeorando aún más el ya delicado panorama.
La estrategia detrás de la negociación aparentemente conjunta Nación-provincia de Buenos Aires impactará de diferente manera en los bonos, según su vencimiento. Mientras que los cortos sufrirán más una quita de capital, los largos se perjudicarán con recortes en la tasa de interés. El resultado final dependerá también de la “exit yield”. Es decir, el rendimiento que tengan los nuevos papeles emitidos.
Y ahora, ¿qué hacemos con los pesos?
“Hacer negocios en Argentina es como saltar la piola: hay que saber cuándo entrar y cuándo salir”, afirmaba hace unos años el mentor de un importante hombre de negocios tucumano. En los mercados pasa lo mismo. Tanta volatilidad es ideal para seguir estrategias de “trading”. Con una brecha cambiaria creciente, deben tener cuidado quienes operen apalancados y sin coberturas. No nos olvidemos que nadie se volvió pobre por tomar ganancias. Porque como ya sabemos, los mercados tienden a subir por escalera y a bajar por ascensor.
¿Y los pesos?
“Hacer negocios en Argentina es como saltar la piola: hay que saber cuándo entrar y cuándo salir”, afirmaba el mentor de un importante hombre de negocios tucumano.